Todas las verdades,
encarnadas en una,
el horror de que
ya no estés aquí.
Todo sirvió de nada,
al menos intenté que
no muriera el fuego.
Todavía me quema la llama
que aún mantengo viva,
pero tengo que quemarme
prefiero eso a apagarme.
Este es el final del dolor,
y el principio del nuevo sabor
que esconden tus labios al
cortar los míos.
Y seguiré escribiendo siento tú
mi único pensamiento y sufrimiento.
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