Cayendo rendido contra el espejo,
mi peor enemigo era yo mismo, mientras miraba al alrededor,
no miraba hacia dentro, ahora cargo con mi cruz,
la libertad no es si no la derrota de el,
me venceré como la muerte venció a la vida.
La muerte es el principio de la nueva vida,
el infierno que tenia dentro se convirtió en mi hogar
ahora todo queda por quemar.
¿Donde queda el paraíso que la fe me jura?
La fe en mi mismo que es la única que no me desengaña.
El egocentrismo de los muertos, los que viven perdidos en
el desengaño de lo que llaman vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario