Haciendo llorar sangre a las muñecas de porcelana,
en una cárcel estaba yo con ellas,
me convencían la depresión.
Música alta en mi cabeza, ninguna satisfacción en mi corazón,
guiándose por las pasiones, perdiéndolo todo,
un joven alocado y alegre,
transformado por ellos en un triste ser.
Mirada fija en el exterior, buscando lo que nunca llega,
¿Donde queda la libertad enjaulado en este ridículo físico?
¿Esto es vida? ¿Esto es libertad? No me puedo guiar por mi mismo.
Malditos sentimientos que controlan y ciegan.
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