4 de diciembre de 2012

Una cadena de odio y dolor

Aquí me encuentro, ya dejé de buscar
porque ante mí tengo lo que parece ser,
lo único que quiero es acabar,
asimilada está la situación.

Y ahora pides el precio que 
yo aquella vez tuve que pagar,
¿No ves que soy un mendigo ya?

Y puede que te tratasen como a un esclavo,
y puede que te dejasen sin un centavo,
aquí hablo como la muchedumbre cree,
poniendo precio a la felicidad,
pues ahí lo tienen, todos endeudados.

¿Y qué culpa tengo yo de que tú seas un sin techo?
Ya me he compadecido suficiente,
¿Y es que alguien lo hizo por mí?

Y es que nunca caeré, me niego a ser
uno de ellos, a provocar el adulterio,
fiel a mis palabras antes que a cualquier ser,
y que prometa, que jamás caeré.

Porque más fiel tengo que ser a mi mismo,
antes que a la gratuita obscenidad.

Por eso mismo como mendigo quedo,
vacío, hueco, ¿Y en qué ataúd se hallará?
aquella felicidad..

Si es que te trataron como un perro,
yo a esa situación me aferro,
sin dar tu brazo a torcer,
vagaré todavía solo por estos caminos.

Y así seguiré, por culpa de los que
mataron tu alma sin caridad alguna,
esclavizados por una cadena de odio y dolor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario