Érase una chica alegre y febril,
a la cual la vida trató con acción hostil,
la tristeza se le contagió en llanto,
mirada nublada, su cielo ahora gris.
Algún día sería el llover,
la tempestad tenia que caer.
Aquí llovieron lágrimas,
allí se hicieron truenos,
los sueños de otros acabaron
por los suelos.
Ella ahora un cambio dió a su vida,
sedienta de venganza contra la misma,
jugó con lo que veía, dejándolos,
así mismos, como ella se sentía.
Y es que ella podría haber tomado otro camino,
negando la tristeza, vivía la venganza,
hasta que algún día, espero,
se dé cuenta de la innecesaria matanza.
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