Pocas palabras, muchos recuerdos,
yo solo era un sumiso muerto en vida
vagando por aquellos deprimidos momentos,
entonces ella apareció.
Adiós a todo el dolor,
la felicidad encarnada me abrazó,
al rozar mis labios ella me salvó.
Y es que su amor es sinónimo de felicidad, 
su compañía, su calor...
No puedo dejarte ir,
dame fuerzas para vivir. 
No puedo vivir así,
quédate junto a mi. 
Porque no hay sitio donde me
sienta mejor que entre tus brazos.
Y al final mis peores miedos
 se harán realidad... 
 
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